El dolor de muela sigue siendo, hoy en día, uno de los motivos de consulta más frecuentes en la clínica odontológica. Es verdad que existen medidas paliativas que pueden ayudar a disminuir su intensidad, es muy importante acudir al odontólogo con la mayor rapidez posible para un diagnóstico acertado y un tratamiento adecuado.
Hay que tomar en cuenta que el dolor de muela aparece de forma espontánea, teniendo múltiples causas que pueden desencadenarlo. Entre las causas más frecuentes encontramos: caries, abscesos, fracturas dentales, enfermedad periodontal, pericoronaritis o hipersensibilidad.
Los pacientes que hace más de un año no se realizan un chequeo dental tienen mayor riesgo de sufrirlo. Por esta razón, es recomendable realizar revisiones periódicas para la prevención de cualquier patología.
La pulpitis irreversible, conocida como dolor de nervio, es una de las causas más comunes del dolor de muela y se ocasiona debido a una irritación del nervio del diente como consecuencia de una caries de larga evolución. Es estos casos, para aliviar el dolor es aconsejable tomar antiinflamatorios y asistir de manera inmediata al odontólogo, porque, si bien las molestias disminuirán, en la mayoría de los casos es insuficiente y será necesario realizar una apertura cameral para disminuir la presión interna del diente.
La pericoronaritis es otra de las causas del dolor de muela, y se debe a la infección de la mucosa que rodea al tercer molar cuando están erupcionando debido al depósito de bacterias entre el diente y la encía. Los síntomas son: dolor, inflamación localizada, febrícula, malestar general, trismus y en casos más complejos puede desencadenar abscesos. El tratamiento debe realizarse en consulta y consiste en una limpieza profunda de la zona con anestesia local para eliminar las bacterias causantes de la infección.
Los analgésicos y los antiinflamatorios son los medicamentos que van ocasionar un alivio inmediato de cualquier tipo de dolor dental.
Dentro de los analgésicos se encuentran el paracetamol y el metamizol. Por otra parte, tenemos los antiinflamatorios que además de provocar un efecto analgésico también ayudan a reducir la inflamación. Dentro de estos fármacos, los más utilizados son el ibuprofeno y el dexketoprofeno.
En los casos más extremos, el profesional puede recurrir al uso de corticoides. Si además existe una infección bacteriana asociada, obligando el uso de antibióticos como coadyuvante.
Cualquier medicamento debe estar prescrito por el odontólogo, quien especifica las dosis y la frecuencia de tomas para evitar problemas.
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