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Hablemos de caries

La caries es una patología común en los dientes, se trata de una infección en la pieza dental.


Las bacterias de nuestra boca elaboran unos ácidos que destruyen el esmalte y la dentina y van agujerando el hueso. La caries puede convertirse en un problema grave si la infección alcanza la pulpa o el nervio dental.


El esmalte es uno de los tejidos más duros del cuerpo, por esta razón, es complicado que se destruya fácilmente, por ende, el proceso destructivo de la caries es muy lento.

Una vez que el esmalte ha sido afectado y la caries se hace más visible, todo se acelera y resulta más fácil que la infección llegue a la parte de la dentina.


Cuando llegamos a este estado, se genera fisuras en la pieza dental, por esta razón existen pequeños orificios por donde las bacterias pueden entrar y continuar destruyendo el diente a mayor velocidad.


Si no se obtura a tiempo el diente afectado, la caries puede avanzar hasta afectar la raíz, es decir el nervio.

Cuando llegamos a este punto, el paciente puede presentar mucho dolor debido a que la pieza dental se encuentra muy afectada porque la corona está medio destruida y es preciso un tratamiento rápido para no perder la pieza dental.


El tratamiento para poder dar solución a la caries varía en función de si nos encontramos con una caries leve, media o grave.


En caso de que la caries sea leve, con un empaste u obturación es suficiente pata dar solución. Con este tratamiento se evita el avance de la infección antes de que perfore el esmalte y alcance la dentina y la raíz. Luego se reconstruye el aspecto del diente, generalmente con resina.

En caso de que la caries sea grave, se debe realizar una endodoncia. Con este tratamiento se limpia la infección de los conductos del diente, luego se rellena con material biocompatible y para finalizar se obtura para evitar nuevas infecciones.


Ninguno de los dos tratamientos es doloroso porque se realiza con anestesia local y también se puede optar por sedación consciente para contrarrestar la ansiedad y el miedo.


Lo mejor para tratar este tipo de patología es la prevención, es necesario mantener una correcta higiene oral. Esto incluye: cepillarse los dientes 3 veces al día, utilizar colutorio, hilo dental y cepillos interdentales. De igual forma, es necesario realizarse 2 limpiezas profesionales al año y moderar el consumo de azúcares.


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